Se busca poeta

Bienvenido al blog de la palabra y la poesía a todos aquellos que buscan un espacio para plasmar la vida, el amor en estos tiempos de insensibilidad

domingo, 17 de abril de 2011

AVISO CLASIFICADO

¿Te imaginas que en un periódico alguna vez, en la sección clasificados, encontráramos este anuncio?
Es el sueño de todo artista, poder encontrar trabajo de la manera en que todas las demás profesiones lo hacen. Pero no…
Los artistas estamos condenados a no ser reconocidos como profesionales, y la sociedad toda considera que perdemos el tiempo creando cosas (poesía, cuentos, pinturas, música, etc.) que no tienen un valor productivo para estos tiempos en los que con más razón que antes “el tiempo es oro”.
Salvo aquellos que tengan la suerte de ser consagrados mediante un concurso, o un premio internacional, los demás siempre quedarán luchando el día a día en otra actividad, que no tenga nada que ver con lo que aman realmente ser, o arriesgándose a “patear la calle” hasta que la varita mágica de “la fama” te toque y te lleve a lo que siempre se había soñado.
Entonces… ¿Se puede vivir del arte?
Cuando tenía 8 años les dije a mis padres que quería ser artista. Fue tomada la idea como un comentario más, de esos que hacen los niños a esa edad. Pero con el correr del tiempo, la vocación se presentó pura y simple. Al momento de la elección de mi  “futuro”, volví a comunicarles: “quiero ser artista, quiero estudiar arte” y la respuesta fue: “¿De qué vas a vivir?”.
Creer que la vocación de un artista no es una profesión es, tal vez, uno de los más viejos prejuicios de la sociedad. En la Grecia Clásica, tan admirada por sus obras de arte, el artista era considerado menos que un artesano. Se convenía en admirar la “belleza de la obra acabada”, pero el autor era desprestigiado por no hacer un trabajo “intelectual”, cosa tan preciada para los griegos. En la Edad Media, era incluso anónimo su trabajo bajo la tutela de los talleres o gremios. En el Renacimiento fue un genio creador, un bohemio descreído del mundo en el Siglo XIX y un rebelde trasgresor en el Siglo XX.
Hoy, las profesiones se eligen en términos económicos y de fama; y pensar en ser artista sigue teniendo sus bemoles: cinco minutos de fama en TV, éxito efímero, dinero fácil, malas compañías porque el ambiente….
Lo cierto es que no importa cual sea la profesión que encaremos en la vida, el éxito no es lo mismo que la fama y el dinero no es garantía ni salvación de la frustración. Hay médicos que trabajan en zonas desfavorables o de guerra, abogados que bregan por causas nobles, sin esperar recompensa en dinero, ni fama, ni fotos en los diarios y revistas.
El arte es un lenguaje y el artista un pensador de su tiempo, de su rol como individuo y en la sociedad. Y es allí donde su obra fructifica… Por eso si su hijo/a le dice: “quiero ser artista”, no se asuste. Escuche y acompáñelo en su vocación. Enséñele el valor del trabajo constante para alcanzar una meta, cualquiera que sea. Sólo de él depende adonde quiere llegar. Recuerde que Amar es un Arte y Vivir, también.
                                                                     Lic. Gabriela Tamargo
                                                    Artista Plástica
                                                   Argentina